Cómo el diseño ayuda a que nuestros lugares de trabajo sean más igualitarios
Hace tiempo, los arquitectos y diseñadores de interiores que trabajaban en los espacios de las oficinas se guiaban tanto por la jerarquía de la empresa como por la estética y la innovación. La idea central era la llamada pirámide del espacio, que dictaba que cuanto más arriba en la pirámide (o en la cadena alimentaria de la empresa) estuvieras, más espacio tendrías.
A finales del siglo XX, la gente estaba harta de trabajar en cubículos estrechos mientras los directivos dormían la siesta detrás de escritorios de caoba que duplicaban el tamaño de sus garras, y todo empezaba a parecer un poco ostentoso y vulgar. La gran oficina con la puerta siempre cerrada estaba en vías de extinción, ayudada en parte por los cambios y los avances tecnológicos que igualaban el terreno de juego.
El mobiliario también se utilizaba para mostrar el estatus dentro de una empresa: las oficinas en alquiler de Teddington tenían los grandes escritorios de roble, las sillas giratorias de respaldo alto y la cuna de Newton. Todos estos elementos se combinaban para separar a los zánganos de sus superiores, hasta que todo el mundo empezó a verlo como la ilusión que era.
El estatus sigue existiendo, pero ha sufrido un cambio radical
El estatus sigue estando con nosotros, es algo primario, pero ahora lo señalamos y lo abordamos de forma diferente. En muchos sentidos, el estatus es ahora algo que se hace en lugar de algo que se tiene: hay que ganárselo, ser visto para ganarlo y ser visto para seguir ganándolo.
El mayor signo físico de este cambio en lo que respecta a los espacios de trabajo es la oficina abierta. Los jefes se mezclan con todos los demás y su estatus proviene de lo que hacen más que de lo que tienen; no están separados de sus empleados como en el pasado. Esto significa que no sólo son más accesibles para los trabajadores de distintos niveles y departamentos, sino que no tienen dónde esconderse cuando cometen errores, como hacen todos los humanos.
Se acabó la jerarquía, se trata de la holocracia
La holocracia es un nuevo tipo de estructura de gestión, transparente y responsable, que permite a todos los integrantes del sistema moverse entre niveles y funciones. Todos comparten la autoridad y pueden transferirla para que todos tengan la oportunidad de tomar decisiones y dirigir equipos.
Esta nueva filosofía tiene una manifestación física: la oficina abierta, los espacios de reunión compartidos e incluso la cultura del hot-desking. Todo se democratiza y colabora, con diferentes disciplinas y niveles de autoridad que entran y salen en función de las necesidades.
También se utilizan mucho más las maderas y los acabados de colores claros para que los lugares de trabajo se parezcan más a los hoteles o incluso a las casas. Un enorme escritorio de caoba quedaría totalmente fuera de lugar en un entorno como éste, aunque tenga que ir a algún sitio. Los cambios en la distribución del suelo también han sufrido una transformación, con más espacio abierto en la planta y puestos de trabajo dispuestos en redondo para que nadie esté a la cabeza de una mesa en ningún sitio.
Estos cambios no son sólo una cuestión de tendencias de diseño de interiores, sino que son la prueba de los cambios en la organización corporativa y las actitudes hacia la jerarquía. Nuestros espacios de trabajo tienen que estar en sintonía con nuestras nuevas filosofías si queremos mostrar al mundo lo que queremos decir.